Contra el Expolio Fiscal

Los temidos impuestos se refieren a esa cantidad de dinero que, cada persona, viene obligado a desembolsar a las diferentes administraciones para contribuir a la hacienda pública. Durante la época de la monarquía arcaica, el ciudadano que deseaba participar y tener derechos políticos debía contribuir con sus propios bienes a determinados gastos públicos. Hoy día ocurre todo lo contrario. Los impuestos se han convertido en un expolio sin fin. Y los políticos viven y se enriquecen a su costa.

La propia Agencia Tributaria, a través del Instituto de Estudios Fiscales, afirma en su guía sobre los orígenes de los impuestos que «Los gastos corrientes del Estado se iban cubriendo con los productos del patrimonio real, y sólo en ocasiones extraordinarias se acudía a las contribuciones». En la Grecia clásica del siglo V aC., los atenienses comenzaron a cobrar el 2% de todo lo importado y exportado como complemento a los aranceles y a las rentas con las que, los reyes, financiaban los gastos públicos. De aquí, en la misma Grecia clásica, se pasó a los “impuestos indirectos” que gravan los gastos y los consumos familiares, conocidos hoy día por IVA.

Pero ¿Qué hacer cuando el arancel y el impuesto se convierte en expolio de la población?

El pasado domingo 30 de enero, la organización civil organizada en torno a la asociación “Junta Democrática”, presidida por Rubén Gisbert, promovió una manifestación popular en la capital de España para protestar contra la subida indiscriminada de impuestos que está llevando el ejecutivo de Pedro Sánchez desde su llegada a la Moncloa. La manifestación contó con el apoyo y presencia de la asociación de autónomos AUPA.

En torno al lema «Ningún Impuesto Sin Control», alrededor de 15.000 personas según algunas fuentes, se dieron cita en la emblemática Plaza de España para protestar contra «el expolio» de los ciudadanos puesto en marcha para pagar las ocurrencias, no consultadas a la población, en torno a los ideales de la Agenda 2030 y el desembolso de favores y sobornos para los partidos y “amiguetes” que mantienen al presidente Sánchez en esta alocada carrera contra la sensatez económica, como ya han puesto en marcha bastantes países del marco europeo para salir de la actual crisis financiera.

Cabecera de la Manifestación (imagen cedida por la organización)

Entre los objetivos de la manifestación se encontraban la visibilización del «derroche y excesivo gasto político» del actual ejecutivo. También, las referidas subidas de impuestos, que han sido tachadas de «abusivas» por los organizadores. Aunque quizás lo más importante del acto fue la exigencia de «Transparencia» del gasto y el «control de nuestros impuestos».

Aglutinando estos objetivos en un único pensamiento, Rubén Gisbert, ha venido manifestando en diversos foros que «ha llegado la hora de decir ¡BASTA!». Y es que, como han declarado desde la Junta Democrática en más de una ocasión, resulta imposible afirmar que en España existe una verdadera democracia cuando el gasto público, es decir, los impuestos son dedicados a pagar favores y «chiringuitos» autonómicos, locales o grupales, en lugar de solventar las deficiencias y carestías, que la sociedad y el comercio libre, por sí mismos, no pueden proporcionar.

La profesión periodística, una vez más, ha sorprendido el escaso interés demostrado por los medios de comunicación. Ni siquiera una leve reseña ha merecido en la mayoría de los medios. Y no sólo me refiero a los que se encuentran acomodados bajo el paraguas de “Papá Sánchez” y sus suculentas subvenciones a fondo perdido.

Representantes de AUPA durante la manifestación (imagen cedida por la organización)

En definitiva, en estos momentos de análisis de la iniciativa emprendida desde la Junta Democrática, «Contra el Expolio Fiscal», y sin olvidar mi espíritu apolítico liberal, se hace imprescindible traer a colación el aforismo del economista Milton Friedman cuando afirmaba que «Estoy a favor de reducir impuestos bajo cualquier circunstancia, y por cualquier excusa, por cualquier razón, en cualquier momento en que sea posible».

Por desgracia, la pesimista sensación que me embarga es que, una mayoría de la población, a pesar de la desastrosa situación en la que vivimos, y viviremos, prefiere acatar ideales ajenos en silencio, antes que luchar contra los opresores, aunque ello suponga sufrir expolio, opresión y pérdida de la libertad, como ha denunciado la sociedad civil este domingo en las calles madrileñas.

Vista panorámica de la Manifestación (video e imágen de cabecera cedidas por la organización)

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