XII Reunión de Alto Nivel Marruecos-España, 1-2 febrero de 2023

Ni Éxito, Ni Histórica

En el ágora de la Grecia clásica se desarrollaban las reuniones y asambleas que tenían una cierta relevancia para la población. Podría decirse que la democracia surgió  al aire libre y a la vista de los ciudadanos. Con el paso de los siglos, dichas actuaciones se han convertido en actos amañados en salones oscuros. Siempre a espaldas de la vigilancia y del conocimiento de la población. La posterior publicidad de los acuerdos establecidos en esos santuarios del apaño, condenan al oscurantismo su posterior análisis por quienes deberían ejercer la vigilancia de toda democracia, los ciudadanos y los medios de comunicación libres. 

Los pasados días 1 y 2 de febrero se celebró en Rabat las sesiones plenarias de la XII Reunión de Alto Nivel Marruecos-España. Catalogada por el presidente Pedro Sánchez como «Éxito» y de «Histórica», en realidad debería haber sido calificada como acto publicitario electoralista, marcado por un nivel de servilismo del presidente Sánchez y de la mitad del gobierno que asistió pasivamente a los actos, impropio de los representantes de una nación soberana como España.

En los comunicados oficiales de La Moncloa, y en las declaraciones del propio presidente Sánchez, se insiste en que la «Reunión de Alto Nivel» celebrada en la sede del Ministerio de Exteriores de Marruecos en Rabat, ha salido un acuerdo muy beneficioso para ambos gobiernos. De ellos, se entresaca que «vamos a evitar todo aquello que sabemos que ofende a la otra parte, especialmente, en lo que afecta a nuestras respectivas esferas de soberanía».

Así es afirmado contundentemente por la parte española, es verdad. Pero, por desgracia para Sánchez, los representantes marroquíes prefieren matizar o callar sobre las cuestiones más espinosas referidas a la soberanía territorial de Ceuta, Melilla o las Canarias. De hecho, las declaraciones marroquíes se han centrado en el éxito obtenido con la cuestión del Sahara y el regalo obtenido de Pedro Sánchez hace unos meses.

De modo que, mucho nos tememos que, esa letanía gubernamental sobre el supuesto «compromiso de respeto mutuo», en breve,  se convertirá en humo como ha hecho Marruecos con los acuerdos anteriores. A bien seguro que la aplicación real de dichos acuerdos la veremos en pocos días o meses. En cuanto llegue el buen tiempo, Marruecos sacará las pateras a pasear y, entonces, toda esta euforia sanchista volverá a saltar por los aires de la realidad.

El escritor británico, William Somerset Maugham, fallecido en 1965, refiriéndose en aquel momento a los filósofos, hizo una puntualización contra el comportamiento de algunos colectivos que bien podría ser aplicado en esta ocasión a las actuaciones de Pedro Sánchez con las supuestas reuniones comerciales mantenidas entre Marruecos y España en esa «Reunión de Alto Nivel» que ningún analista político comprende.

«Un filósofo, [aclaraba Maugham],  es un tipo que sube a una cumbre en busca del Sol; encuentra niebla, desciende y explica el magnífico espectáculo que ha visto». El enorme esfuerzo llevado a cabo por el ejecutivo socialista para minimizar la nueva ofensa del monarca alauita, Mohamed VI, hacia el magnánimo pro-marroquí nacido en el Tetuán de Madrid, Pedro Sánchez, hace sospechar que todo son acuerdos esplendorosos los que han surgido del desprecio de Mohamed VI.

¿Dónde está la verdad de esta descafeinada «Reunión de Alto Nivel»?  De momento, las especulaciones y las sospechas dominan entre la opinión pública. Desde La Moncloa sólo nos han hecho llegar un “borrador” de los acuerdos con mucha, muchísima, publicidad aderezada por radiantes acotaciones entresacadas de contexto. Habrá que esperar a los comunicados oficiales y a las filtraciones marroquíes habituales para conocer la letra pequeña de los «25 acuerdos» anunciados en un primer momento, como ocurrió con el escándalo de los teléfonos móviles de Sánchez, Señora y amigos ministrables.

Teniendo en cuenta los acontecimientos y las desastrosas actuaciones diplomáticas acaecidas durante la Cumbre Bilateral Hispano-Marroquí, habría que plantearse si realmente nos encontramos ante una cumbre económica entre países vecinos pero independientes o, por el contrario, asistimos a otra representación de pleitesía y servilismo, cuando no de sumisión al invasor, como era norma entre los señoritos feudales ante el rey soberano que debe conceder los ansiados regalos y el posicionamiento político y social que añora el señor feudal.

El Ejecutivo de Sánchez trata de vender por todos los medios publicitarios y periodísticos a su alcance que las reuniones presidencial y de cortesía de los once ministros españoles,  han sido un «Éxito» rotundo y sin precedentes. ¿Será por eso que el monarca Mohamed VI no se ha molestado en recibir al presidente del gobierno español como fue costumbre en las once ediciones anteriores?

En la Moncloa son conscientes de que el mensaje trasladado a la opinión pública dista mucho de ese momento «Histórico» al que se refirió nuestro presidente durante su comparecencia en Rabat. La imagen de ridículo de un Sánchez «descompuesto y sin novia» en la escalinata de su Falcón preferido nos acerca mucho más  a la realidad de lo acontecido. Resulta evidente que, Mohamed VI, no será contentado con el «Sahara Español», por mucho lacito progresista que lleve su concesión. Pero, Sánchez, ha dejado de ser ese interlocutor válido, y ésta podrá ser la primera muestra del desengaño, pero no será la última.

El arlequín que podría hacer realidad cualquier deseo político de cara a la soñada expansión marroquí, como ocurre con la separación territorial de Vascongadas o Cataluña, pierde fuelle rápidamente con cada actuación negligente del gobierno. Las excarcelaciones de terroristas y de delincuentes sexuales, a pesar de la modificación, en solitario, de la Ley del “Sí es Sí”, servirá de poco a estas alturas de la película. La recuperación del electorado, a pesar de la corta distancia que le separa de Feijóo, no será suficiente con unos socios morados en caída libre.

En cuanto a la soberanía española sobre Ceuta, Melilla, y Canarias, que nadie espere una declaración contundente por parte de ninguno de los interlocutores, y menos aún del presidente Sánchez, que no se atrevió a nombrar las provincias españolas en ninguna de sus declaraciones.

Tampoco está previsto que el gobierno de Marruecos haga ningún tipo de declaración oficial en este sentido. ¿Dónde radica pues el «Éxito» de las reuniones? A pesar de ello, Pedro Sánchez, vuelve a lanzarse al vacío con más falacias argumentativas anunciando, a bombo y platillo, que “él, en solitario” asume un supuesto e inexistente «compromiso» marroquí de no agresión, ni siquiera verbal, sobre las ciudades autónomas y el archipiélago canario.

Por su parte, Podemos, en plena guerra interna, intenta sacar algún beneficio político de toda esta feria publicitaria, oponiéndose con la boca pequeña a la Reunión de Alto Nivel Marruecos-España porque, en Marruecos, no rigen «los derechos humanos ». Ahora bien, sobre incluir en su crítica a Corea del Norte, Irán, Cuba o Venezuela, nada de nada, que son amigos y financiadores.

Lo sucedido esta semana en la sede de la diplomacia marroquí en Rabat, poco o nada, ha tenido  de «Reunión de Alto Nivel». Los acuerdos firmados estaban previamente consumados. Tampoco ha sido una «Cumbre» como algún pedante amigo ha tratado de matizar. Dado el escaso nivel de argumentaciones presentadas y de la inasistencia del rey Mohamed VI, ha reducido el acto a una simple “charleta” de conveniencia.

En cuanto a que  el nivel de los acuerdos pueda ser calificado de «Histórico» es de una pedantería semántica típica de los videntes nocturnos. La reunión va a pasar sin pena ni gloria a los anales de la historia. Otra cuestión son las consecuencias negativas de los acuerdos que, presumiblemente, vayamos a sufrirlas durante años, gracias a Pedro Sánchez y su gobierno de marionetas.

Por último, que el gobierno denomine como «Éxito» a toda esta amalgama de meteduras de pata diplomática, política, social y publicitaria, tiene visos de desesperación electoralista, de insulto a la inteligencia ciudadana, o del mantenimiento de intereses espurios no confesables.

Sospecho que, en esta ocasión, la actuación de Pedro Sánchez durante la XII Reunión de Alto Nivel Marruecos-España, tendría más sentido si le aplicamos las palabras de Publio Cornelio Tácito cuando afirmaba que, «Para quienes ambicionan el poder, no existe vía media entre la cumbre y el precipicio, pues nadie ejercitó jamás de forma correcta el poder conquistado maliciosamente».

La Economía Fantástica de Pedro Sánchez

El World Economic Forum 2022, fue el lugar elegido por Pedro Sánchez para lanzar a los cuatro vientos las supuestas maravillas económicas y sociales que disfrutamos en España. Con el aforo prácticamente vacío, los deseos del presidente, a falta de planes económicos coherentes, duraron menos que los imaginarios fuegos de artificio que utilizó el líder socialista para engatusar a la adormecida audiencia.

En algunas charlas, foros y cursillos suele decirse que «la economía es una ciencia muy relacionada con la condición humana». Incluso se afirma que, a través de la ciencia económica, pueden extraerse grandes conclusiones sobre dicha circunstancia humana. De ser cierto, se podría llegar a la conclusión de que el comportamiento errático e inconexo del gobierno en materia económica se explica por el indeterminismo que, alejado de la naturaleza y de la vida, justifica la condición humana, en opinión del filósofo Jean-Paul Sartre.

Como vimos durante el fórum económico, el gobierno pone más interés en aprobar la Ley Orgánica de Garantías de la Libertad Sexual; en atacar inútilmente a Vox por cualquier majadería que pase fugazmente por los periódicos, o por ceder a los secesionistas vascos y catalanes el control de las instituciones del Estado que en llevar a cabo las auténticas reformas que permitirían detener la caída del empleo y el crecimiento de los precios al consumo.

Pero, de esto último, nada mostró Pedro Sánchez durante su mitin publicitario en Davos. Esa «economía fuerte y resistente» a la que se refirió tan sólo sirvió para mostrar al mundo empresarial internacional que la capacidad de reacción del gobierno frente a las crisis económicas únicamente pasa por el lanzamiento a los cuatro vientos de ilusiones fantásticas únicamente válidas en los sueños imposibles de un presidente completamente alejado de la realidad social.

Cada vez con más frecuencia, al finalizar este tipo de Foros Internacionales, uno se pregunta si, la locura, se ha adueñado del planeta, o si los ciudadanos vivimos en realidades paralelas a los políticos. Confundir la cortesía con el apaño y la mentira es cada vez más frecuente en estos eventos. Y éste de Davos no ha sido una excepción.

De Pedro Sánchez era de esperar que no perdiera la ocasión para lanzar, sin ningún tipo de pudor, las soflamas características de «optimismo»; de «crecimiento económico» en una España desconocida y, sobre todo, de «éxito sin precedentes» gracias a su política de reformas. Todo esto y más, era de esperar en el ejecutivo del cambio.

Pero, lo que sorprende es observar que, el presidente de la World Economic Forum, el noruego Borge Brende, se suba al carro progresista de ese supuesto «éxito» del reinicio de la economía española, cuando menos resulta innecesario e imprudente.

¿Realmente Brende conoce los datos de la propia Unión Europea sobre España?

Las afirmaciones del presidente de la WEF se produjeron en las mismas fechas que la U.E., FUNCAS, y el Banco de España, criticaban la mayoría de los indicadores y pronósticos económicos utilizados por el gobierno, tachándolos de «irreales, ineficaces y costosos». A lo anterior, conviene añadir lo publicado por Libremercado sobre que, en términos cuantitativos, los españoles «somos un 15% más pobres» desde la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa.

En la misma línea, el mismo periódico económico, considera que, en términos cualitativos «aún somos más pobres» al tener en cuenta la pérdida de poder adquisitivo y el incremento desmedido de la inflación, como demuestra que, en el año 2018 la renta per cápita de los españoles se encontraba en los 30.374€ y que, al finalizar 2021, se encontraba ya en 25.460€.

Esta semana hemos asistido a uno de esos discursos absurdos típicos de Groucho Marx en la película Sopa de Ganso y no al análisis serio de la realidad económica de España y de la Unión Europea, que los analistas y bastantes ciudadanos hubiéramos deseado escuchar. Ni un solo dato de la economía real de nuestro país se atrevió a mostrar el presidente. Realidad que, salvando la economía madrileña, y un poco la andaluza, gracias a que vienen ignorando sistemáticamente las directrices del gobierno, muestra un país que se acerca a marchas forzadas hacia una repetición de la bancarrota griega, aunque de momento, los “regalitos” que reparte Sánchez lo oculten sibilinamente.

Escuchar a la viceministra económica Nadia Calviño alabando a su jefe porque es «un orgullo que Sánchez hable inglés» en un foro internacional de economía, al tiempo que calla los datos reales de paro, de inflación, y de creación de empleo es un insulto para la población y una tomadura de pelo para los posibles inversores y empresarios internacionales.

Los españoles, lejos de la fantasía mostrada en Davos por Sánchez, vivimos en una inmensa granja de George Orwell que, el presidente del gobierno, ha preferido ocultar para no espantar a los posibles compradores de la gallina de los huevos de oro que presentaba ante una audiencia tan escasa que el eco de la sala tenía mejor reverberación que sus palabras.

Que Pedro Sánchez vive en un mundo de fantasía y que, éste mundo, lleva tiempo desmoronándose es una realidad palpable para quienes se informan un poquito y realizan la compra cada día. Cosa que indudablemente, Sánchez, no hace.

El alejamiento de la autoconsciencia que ponía Erich Fromm como condición para que se dé una condición humana beneficiosa para el ser humano y la sociedad lleva al gobierno a una continua invención de realidades, tan fantásticas como ficticias. La cuestión económica, como ocurriera con Felipe González y con José Luis Rodríguez Zapatero, provocará la salida de Sánchez del gobierno. Pero sorprende que, a nadie en el PSOE, le preocupe que, a la par de lo anterior, el partido socialista deje de existir. Amén.