SR. SÁNCHEZ, CUBA, SÍ ES UNA DICTADURA

En las últimas semanas, Cuba, para desgracia del régimen, ha vuelto a las primeras páginas de la mayoría de los medios de comunicación. La sociedad cubana, o como tanto gusta a la izquierda en perpetua revolución, el pueblo cubano, hambriento y agotado de tantas mentiras sobre el paraíso impuesto a golpe de fusil, se ha levantado, pacíficamente contra el régimen.

Ha cometido el mayor de los delitos que se puede llevar a cabo en cualquier DICTADURA. Los cubanos desean ¡LIBERTAD! Libertad para elegir sin cuchillos en la garganta. Libertad para pensar, hablar, viajar, comprar, leer, escuchar o ver lo que les dé la real gana, sin ataduras ni uniformes de liberticidas, más que de libertarios.

Desean obtener esa misma Libertad que Pedro Sánchez, con su gobierno Social-Comunista está encadenando en España desde su llegada al gobierno, a golpe de falsa sonrisa conciliadora.  En la cuestión cubana actual, no se trata de proteger los intereses partidistas existentes entre la izquierda española y la Cuba dictatorial. Se trata, llana y sencillamente, de la supervivencia de una población encadenada a golpe de fusil.

Miguel Díaz-Canel, presidente de la DICTADURA cubana desde abril de 2018, hizo una llamada, «a la solidaridad y a no dejar que el odio se apropie del alma cubana, que es un alma de bondad, cariño y amor. No permitamos que nos desunan los que no quieren lo mejor para nuestra nación». Por desgracia para la población cubana, estas palabras tan sólo fueron la antesala del amenazador discurso del presidente cubano, en el que afirmaba que los cubanos sólo pueden aceptar los ideales del «partido revolucionario cubano».

Palabras que, curiosamente, parecen calcadas de los eternos discursos de Pedro Sánchez y sus ¡Haló Presidente!, durante la pandemia. Para Díaz-Canel, al igual que el régimen sanchista, la población debe hacer oídos sordos a cualquier opinión que no provenga del partido, el gobierno, o sus socios, por muy secesionistas o partidarios de la violencia y el asesinato puedan ser.

El presidente cubano Díaz-Canel advertía en su discurso, «¡Ojo! Lo que hoy cuentan las redes sociales no es nuestra #CubaViva». Más cercana a la realidad que niega Sánchez en nuestro país, los medios de comunicación internacional sí que recogieron las amenazas del líder cubano. Incluso el propio diario Público, que supongo será facha a partir de ahora, publicaba en portada el pasado día 12 de este mes, que «La orden de combate está dada, a la calle los revolucionarios».

Pues sí, Sr. Sánchez, Cuba viene sufriendo dictaduras de manera reiterada desde 1952 con el segundo gobierno de Fulgencio Batista Zaldívar, jefe de la Coalición Socialista Democrática. En 1959, la dictadura socialista cubana cayó por la primera revolución comunista en el continente americano, liderada por Fidel Castro. Una vez más, las falaces promesas de libertad y democracia para el pueblo cubano fueron esgrimidas para convencer a los ciudadanos de la benevolencia de una revolución engañosa.

Desde entonces, y tras las renuncias de Alliegro, Urrutia y Dorticós, llegaron las dictaduras de “los Castro”, y tras ellos, la actual de Miguel Diaz-Canel. Ninguno de estos gobiernos se preocupó nunca por impulsar la devolución de la libertad y la implantación de la democracia para ese «pueblo cubano» que permanece prisionero de los caprichos de dirigentes dictatoriales de tendencia socialista y comunista.

Sr. Sánchez, a la población española le interesa conocer cuáles son las auténticas razones por las que aplica la “des-Memoria Histórica, también a Cuba. Es más, si para nuestro presidente en Tele5, «Es evidente que Cuba no es una democracia. No lo es», y para sus socios y ministros de gobierno del ala de Podemos, en Cuba «no hay una DICTADURA». Y es evidente que tampoco es gobernada por un rey ni por modelos libertarios, ¿Qué sistema de gobierno existe en la antigua provincia española?

Múltiples organizaciones internacionales, algunas claramente tendentes hacia la izquierda y el socialismo, han definido los gobiernos cubanos como DICTATORIALES durante muchos años. Incluso Amnistía Internacional, polo opuesto al liberalismo y a la derecha política, la definió en su día como gobierno de carácter «autoritario y restrictivo». ¿Y usted culpa al coronavirus y a la falta de “turismo sexual”, del autoritarismo de Díaz-Canel en Cuba en 2021?

Por desgracia, a raíz de las acciones de nuestro gobierno desde la llegada a la Moncloa, resulta lógico que nuestro presidente se haya negado a admitir que en Cuba existe una DICTADURA, a base de los clásicos eufemismos que sólo provocan una leve sonrisa entre los incondicionales del régimen, español en este caso. Echar mano de la pandemia por coronavirus para justificar la falta de libertad y de democracia en Cuba, es de un infantilismo sólo digno de los regímenes dictatoriales de ideología globalista de la agenda 2030 y 2050.

Como desenlace de tanta demagogia, me permito volver a Manuel Azaña, quien en su obra “La Velada de Benicarló. Diálogo de la Guerra de España”, ya exponía que «Lo importante en una revolución es su contenido político, su pensamiento, su autoridad, su capacidad organizadora y su eficacia con respecto a los fines que la desatan». Y como ocurre con los gobiernos dictatoriales como en Cuba, «En todos estos capítulos, el haber de lo que ustedes llaman revolución, viene a ser cero» (Azaña, 1939)