Sr. Sánchez, Con Pegasus, Mejor Sin Comentarios

Desde la creación del Jardín del Edén o de las Hespérides, según se prefiera, los ciudadanos y los gobernantes vienen siendo espiados por quienes ostentan el poder, por los supuestos amigos y sobre todo por los enemigos. Puede decirse que es ley de vida. En las últimas semanas, la cantinela del espionaje moderno a través del sistema Pegasus nos bombardea tratando de demostrar la realidad, su supuesta certeza, y/o su falacia para gloria de los chantajistas y escarnio de la población.

La acusación de espionaje al independentismo catalán vertida desde CitizenLab ha quedado muy descafeinada. Los casos enarbolados por las facciones secesionistas, más de sesenta según ellos, han quedado reducidos a sólo 18, confirmados y con “autorización judicial”. La directora del CNI, Paz Esteban, así lo demostró durante su comparecencia en la Comisión de Secretos Oficiales.

Con el mejor estilo de las novelas negras de espías asistimos a una retahíla de mentiras y medias verdades que únicamente busca la extorsión política interna y/o la geopolítica internacional. Así, el gobierno catalán del CESICAT y el programa italiano RCS9 Galileo, similar a Pegasus, se hace el mártir y logra otra «reunión de Estado» con Pedro Sánchez, que en Cataluña ya se vende como “Reunión de Naciones” independientes.

La pantomima orquestada desde el propio ejecutivo de Sánchez del supuesto espionaje sufrido en su teléfono móvil “particular”, no sólo es novedoso, sino que resulta insólito y altamente peligroso. Por mucha cortina de humo que pretenda venderse, es inaudito que el propio Gobierno sea quien más interés está poniendo en airear “supuestos” trapos sucios y deficiencias de los Servicios de Inteligencia y de Seguridad en España. Esta cuestión Sí que es de una gravedad tal que raya la temeridad y la ineptitud, al incrementar el descrédito nacional en un mundo altamente globalizado y competitivo.

El activista del pensamiento radical de izquierdas Noam Chomsky decía que, cuando se tiene la oportunidad de echar un vistazo al archivo que guarda el FBI sobre ti, es cuando se descubre que las agencias de inteligencia en general, son extremadamente incompetentes. Esto es lo que ha evidenciado Pedro Sánchez culpando alegremente al CNI y admitiendo públicamente el espionaje que, supuestamente insisto, sufrió a través del programa Pegasus, ¡hace un año!

Un año de silencio que, de ser cierto, debería explicar ampliamente el ejecutivo socio-comunista que gobierna España. Con esta actitud, Pedro Sánchez, ha convertido a los Servicios de Inteligencia y de Seguridad españoles en unos incompetentes “oficialmente reconocidos”. Y todo ello, a escasas fechas de la Cumbre de la OTAN en nuestro país.

Los políticos españoles de cualquier signo adolecen de la capacidad de “discreción” debida por el cargo o la posición pública que ostentan. Cuando se encuentran frente a un micrófono sienten una obligación innata para comentar, más que responder, las cuestiones que se les plantea. Incluso la utilización de la mentira más descarada, o la revelación de cuestiones reservadas o secretas es aceptada y consentida. El silencio, la retórica afirmativa pero evasiva y la discreción no se contemplan nunca.

Razones estas por las que, continuamente, los políticos españoles se ven envueltos en mil y un escándalos. Escándalos que suelen evitarse en los países con menor tendencia al parloteo de cantina recurriendo al recurso más sencillo posible. Responder mediante la fórmula “Sin Comentarios”, o el más solemne, “el Gobierno no opina sobre esa cuestión” es muy eficaz, pero no crea los titulares preferidos por el ejecutivo. De modo que, el político español, se empeña en demostrar, una y otra vez, su falta de solvencia dialéctica y de credibilidad profesional hablando en demasía.

A la par ocurre que, en España, no hay secretos. Es una evidencia palpable. En la lucha por las exclusivas de “la caja tonta”, durante la comparecencia de Paz Esteban en la Comisión de Secretos Oficiales del pasado jueves, TVE, hacía público los mismos documentos “secretos” y las conclusiones que mostraba la directora del CNI a los comparecientes en dicha comisión, ¡casi en el mismo minuto!

Gabriel Rufian, diputado en la misma comisión por ERC, para no ser menos que TVE, abandonó la reunión antes de finalizar esta para exponer a los “telemiradores” catalanes los mismos datos “secretos”, aunque bien aderezados con el habitual victimismo independentista.

¿Qué interés pudo tener la retirada de los móviles a los diputados de la Comisión de Secretos Oficiales? Lamentablemente, sólo sirvió para mostrar al mundo entero que, en España, los diputados designados para la Comisión de Secretos Oficiales “no son de fiar”. 

El adalid de Sánchez, Félix Bolaños, responsable directo de la falta de seguridad en el ejecutivo, imitando al cesado Pablo Casado en el PP, no sabe que más inventar para lograr la caída de Margarita Robles y el ministerio de Defensa a través de la directora del CNI, Paz Esteban. Que su fin pase por ocultar la “ineficacia” demostrada con la seguridad de las comunicaciones del gobierno, o lograr el perdón independentista porque el CNI haya hecho “legalmente” su trabajo, aún está pendiente de confesión política.

De momento, los enemigos tradicionales de España, y no me refiero a Marruecos, que también, han logrado tener asientos privilegiados en la Comisión de Secretos Oficiales. Así, ya no tendrán que informarse por TVE o la TV3. Ya veremos que más sorpresas nos depara el futuro, más o menos, inmediato.

Desde la discreción y el anonimato, sr Sánchez, el espionaje existe, principalmente, para beneficio y tranquilidad de los ciudadanos. Esto es así excepto cuando los gobernantes convierten a los profesionales de los Servicios de Inteligencia en marionetas de feria para deleite político, popular o de la prensa.

Que los gobiernos juegan con la posibilidad de ser espiados resulta evidente. Como consecuencia, surge la necesidad de espiar a los enemigos, sean estos internos o externos. Y, para soslayar el efecto adverso de dichas acciones de espionaje, denominadas eufemísticamente en la actualidad de “Inteligencia”, se toman, o se deberían tomar, las medidas necesarias y adecuadas, dentro de la legalidad, con el fin de minimizar los efectos de las misiones de espionaje orquestadas por terceros.

Nada de esto es novedoso en la geopolítica de las relaciones internacionales, diplomáticas, empresariales, o de seguridad interna de un país. Sorprende pues que el gobierno de Sánchez salga en pleno a la palestra mostrándose sorprendido y enfundado en su mejor traje victimista. Ningún gobierno debería olvidar que los Servicios de Inteligencia son la punta de lanza de la “Defensa Nacional” de cualquier nación. Y pobre de aquel gobierno que los ningunee, los ignore o los elimine sin más.

(Artículo publicado previamente en El Día Digital)

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