A pesar de las apariencias, el título de este artículo no contiene error alguno. Más bien, se trata de una crítica a la incongruencia de la política española. El “Tercer Día” expresado en el título representa la inexistente reflexión antes de votar una cuestión tan trascendente como el cambio de gobierno y de modelo político en nuestro país.
En las elecciones locales, autonómicas y nacionales se mantiene la vieja y caduca costumbre del “día de reflexión” antes de proceder a las votaciones. Entonces, ¿Por qué los senadores, congresistas y diputados están exentos de esta imposición reglamentaria? La respuesta surge de las sombras de la propia vida política. No existe tal reflexión, sólo obediencia ciega al partido.
Siguiendo un guion previamente establecido la Moción de Censura de Vox contra Pedro Sánchez fue defenestrado sin sorpresas. Cuca Gamarra ha intentado, sin éxito, justificar la abstención del Partido Popular y la ausencia de su líder Alberto Núñez Feijóo. Difícil cometido éste pues significa de facto un apoyo encubierto a Pedro Sánchez y la inseguridad en el resultado de las próximas elecciones. En situaciones tan dramáticas y peligrosas como las expresadas por la oposición sobre el comportamiento del gobierno, recurrir a la abstención sólo es un signo de cobardía.
Y, ¿qué hace Alberto Núñez Feijóo? Retomando la costumbre de Mariano Rajoy, no muestra un mínimo interés por la moción de censura y lo que se va decir en la Cámara Baja. Escudándose en su condición de senador, ha preferido permanecer en las sombras de las redes a la espera de que sean otros, los posibles votantes de mayo y diciembre, quienes le encumbren hasta la Moncloa sin esfuerzo, manteniendo abierta la puerta de los pactos con un partido, Vox, al que no se cansa de enviar mensajes de odio y desprecio.
También se pudo ver a un exaltado Patxi López que, lejos de responder adecuadamente a Ramón Tamames, se escudó en la vieja cantinela del PSOE para evitar la confrontación dialéctica sobre la necesidad o no de una moción de censura. Exactamente igual hizo su jefe de filas, Sánchez, durante sus eternas intervenciones copiadas a Fidel Castro o Nicolás Maduro en la primera sesión.
Para López, con su nueva historia en el bolsillo, el PSOE, no tuvo ninguna culpa en la Guerra Civil de 1936, ni en los años previos de acoso al propio gobierno republicano. ¿Y los ciudadanos? Para el portavoz socialista, continuamos siendo esos niños desvalidos que, sin capacidad de raciocinio ni de libre decisión, deben ser cuidados y mimados por el PSOE, pues sólo los socialistas progresistas conocen «lo que necesitan los españoles» (López dixit). Por lo tanto, la conclusión del portavoz socialista fue que, Tamames, ha sido «el señuelo» de quienes «hablan mucho» de una libertad que «no es la misma para nosotros». Para el PSOE.
Como no existió oratoria ni controversia dialéctica ésta cuestión quedó en el limbo del olvido sin una adecuada respuesta parlamentaria. Pero dicha manipulación de la “Libertad” no es un hecho banal. La adjetivación y la apropiación partidista del término destruyen la esencia misma de la Democracia en mayúsculas. Matiz que supone la peor cadena que atenaza la auténtica Igualdad Social pues, como expresaba John Stuart Mill, principal defensor del Liberalismo, se corre el peligro de sacrificar la propia Libertad, entregándola en bandeja de plata a sus enemigos.
Sobre el resto de “mitineros” que decidieron presentar sus réplicas precocinadas a un discurso de Ramón Tamames escasamente oído y mucho menos escuchado, poco merece la pena analizar o reflexionar sobre ellos. Las mismas quejas, los mismos lamentos e insultos de costumbre que vienen saturando la paciencia de cada vez más ciudadanos sobre la decadencia política y argumentativa de la clase política española.
Las respuestas de Ramón Tamames en la segunda jornada de supuestos debates llegaron con evidentes signos de cansancio y aburrimiento por la falta de la debida oratoria. Aun así, tuvo tiempo para recriminar al Partido Popular su abstención, anunciada días antes de escuchar las razones expuestas por el viejo profesor. Consideró Tamames que «no apoyar esta moción es un error». A los vascos que continúan pensando que «están todavía oprimidos» les preguntó de forma retórica, «¿pero qué cosa es esa?» La enumeración pormenorizada de cada prerrogativa que disfruta la autonomía vasca y el resto de comunidades no, fue su respuesta.
Sobre España, recordó las palabras de Pau Gasol sobre que «Cataluña es un pedazo de España», afirmando a continuación que «esa es la mejor definición». Poco después, volvió a recordar a la cámara que «no se puede hacer historia desde el BOE» en referencia a la excesiva utilización de un pasado falseado y manipulado. En esta línea llegó a preguntar a la Cámara: «¿Por qué tanta mención al término fascista como en el 36?».
Por último, culpó a los asistentes de buscar «la separación, y la división». Al PSOE le inquirió por su obstinada costumbre de «utilizar a las mujeres como si fueran moneda de cambio», cuando en realidad «ahora tenemos más violaciones que antes del feminismo». Y lamentó que «el deseo de erradicar al candidato» fuera superior a la «lucha didáctica y a la cortesía».
En definitiva, la falta de una adecuada y eficaz oratoria de los opositores al candidato de Vox a la presidencia del gobierno, el profesor Ramón Tamames, sobrevoló por el hemiciclo para vergüenza de unos políticos adoctrinados incapaces de exponer unas ideas distintas a las ya conocidas por los ciudadanos a través de la prensa diaria.
A falta de la debida reflexión, los resultados de la Moción de Censura, sobre todo para Vox, el Partido Popular y el PSOE, necesitará de un tiempo prudencial para poder ser contemplados. Tiempo que los partidos políticos no tienen. A pesar de ello, en los próximos días surgirán las consabidas encuestas, más o menos edulcoradas, que trataran de explicar unos resultados inexistentes.
El Nuevo Testamento narra como Jesús de Nazaret resucitó al tercer día. En esta ocasión, ningún político ni opción de gobierno resurgirá de la ultratumba parlamentaria pues, como lamentó el profesor Tamames en una de sus comparecencias, sólo hemos asistido a un «mitin espurio […] con presentación de un programa de gobierno que se llama “SUMAR”».
De modo que, una única conclusión parece evidente que surgirá con fuerza con el paso de los días. A pesar de todos los esfuerzos previos a la moción de censura por desprestigiar al candidato de Vox desde los partidos de la derecha, la izquierda y los diferentes medios de comunicación, parece evidente que, al menos a nivel dialéctico y de oratoria, debería ser proclamada la victoria del viejo comunista, profesor y parlamentario, Ramón Tamames, como único vencedor de la moción de censura. El resto de comparecencias, alegatos, insultos camuflados y comentarios, más o menos, jocosos, pasarán a la manipulada historia del parlamentarismo español sin pena ni gloria.
(versión corregida y ampliada del artículo publicado previamente en El Día Digital -23/03/2023-)